El vestuario está compuesto por el chaleco, ornamentado con flecos y orlas de listones, a semejanza del ichcahuipilli (cotón acolchado de algodón que protegía al guerrero en las batallas1) y calzonera de color oscuro, sostenida por el ceñidor; elementos con los que se reviste el sonajero, teniendo como base de la vestimenta, camisa de manga larga y pantalón de color blanco, adicionando a este último, en el extremo de cada pierna, una cenefa de color rojo, a la que se le da el nombre de “polvera”. Calza los tradicionales huaraches de orcaria o “de petatillo”, según su gusto o tradición en la cuadrilla.
Implemento indispensable para la ejecución de la danza es la sonaja, madero labrado cuyas oquedades contienen varias ruedas metálicas (“carracas”, “rodajas”), en acomodo tal que, al mínimo movimiento, provocan sonido. Semejante al macuáhuitl (madero con navajas de obsidiana), arma nativa, la sonaja representa un dardo, un rayo solar que fecunda la tierra. En el México antiguo esta sonaja era llamada chicahuaztli, siendo uno de los elementos que distinguían a las deidades de la fertilidad: Tozi, Xippe Totec, los tlaloques, Chalchiuhtlicue, Xillonen, etc., a quienes se les representaba con este bastón-sonaja en las manos, por su relación con la fertilidad.
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