viernes, 4 de junio de 2010

DANZA DE SONAJEROS

La ejecución de la danza la realiza una cuadrilla de danzantes, que puede estar integrada desde una veintena hasta más del centenar, formados en dos filas por parejas, quienes siguen, en la ejecución de cada son, los pasos y evoluciones de la pareja delantera de capitanes o punteros (generalmente los más habilidosos). Los fuertes remates con los pies sobre el piso marcan el ritmo de la ejecución, concordante con los sones de la música, ejecutada con flauta de carrizo y tamborcillo de doble membrana por los músicos-piteros, complementándose con giros de adentro hacia fuera y de afuera hacia adentro de las filas, cruzamientos, engarces (“amarres”) y otras evoluciones, lo que crea una vorágine con el conjunto multicolor del vestuario de los danzantes.Los sones son interpretados por uno o dos músicos con flauta de carrizo y tamborcillo de doble membrana, percutido con una vara corta de madera. Cuando son dos los músicos, uno lleva la “voz” primera y otro la “voz” segunda.
Es usual encontrar que a un mismo son se le conoce con nombre distinto en diferentes lugares (aunque sea el mismo en cuanto al contenido melódico). Algunos de los más conocidos son: “El maíz negro”, “El sonajero”, “La culebra”, “El caracol”, “El ocho” o “La pozolera”, “La ola”, “Morisma”, “El monito”, “El remolino” o “Mar de cuatro vueltas”, etc., algunos otros denotan la referencia a una localidad, como “El zapotleco” o “La tuxpaneca”; también existen sones llamados “de contradanza”, como “San Antonio”, “La pájara pinta” y otros más, de este tipo, sin nombre. Se da el caso de músicos-piteros (quienes poseen la memoria de estos sones) quienes reúnen elementos melódicos de sones diferentes para crear uno nuevo, al que nombran de acuerdo con su particular gusto.
La Ola se baila pasando la pareja que va quedando atrás, debajo de las sonajas sostenidas en alto, de las parejas que le van precediendo. La rápida sucesión de movimientos de inclinación y elevación a que dan lugar estos pases, imprime al conjunto de parejas un movimiento ondulatorio, que es la razón de su nombre.
La Torre termina con una pirámide que forman los danzantes subiendo unos sobre otros, y cuando lo han logrado, agitan unas banderitas de papel de que van previstos. La Morisma es un bailable de complicados pasos cuyo ritmo se acentúa con fuertes huarachazos; las sonajas mientras tanto se agitan incesantemente; las levantan más arriba de la cabeza y al bajarlas, las apoyan momentáneamente en el hombro, para pasarlas después por entre las piernas con un ágil cambio de manos, y volverlas después a la posición normal. Se hacen entonces complicadas evoluciones por todos los danzantes, que han bailado en dos filas, dirigidos por la más hábil pareja.
El cambio de figuras se indica con un prolongado sonido de los pitos y un grito agudo de los danzantes.
La música que bailan es expresiva, rítmica y variada, y se ejecuta con dos instrumentos, la flauta y el tamborcillo de doble parche, que al unísono ejecuta el llamado «pitero»,

Personaje que sin duda merece mención especial en toda cuadrilla, porque no es fácil marcar el paso del grupo por periodos de más de una hora que es la duración de los «ensayes»
El periodo de preparación o “ensayes” es de duración variable, siendo en muchos de los casos, hasta de un mes de anticipación al día de la fiesta. Diariamente, por fuera de la casa donde va a realizarse “el ensaye” -por lo general la de un integrante de la cuadrilla-, se acomoda un altar donde se coloca el nicho de madera que contiene la imagen del santo o santa patrona de la localidad; el nicho con la imagen se cambia todos los días al lugar donde se realizará el próximo “ensaye”. El adiestramiento diario tiene una duración de entre una hora y una hora y media, sin descanso intermedio.

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